Soy Leather...

Si tuviera que hacer una película, lo primero que estaríamos viendo sería a un hombre que camina por una calle oscura y al final una única luz mortecina, al hombre lo vemos de espaldas, lleva chamarra de cuero, gorra y botas, sus pasos resuenan en una cadencia única, ni siquiera el que otro hombre, que apenas aparece en las sombras recargado en la pared lo distrae, el otro hombre está de negro, chamarra cruzada, una playera blanca, pantalones de cuero, botas negras de motociclista, guantes, gorra, un pie apoyado en la pared, ha sacado un cigarro y lo enciende con calma, la luz sobre sus palmas deja ver el reflejo de sus guantes, el primer hombre con la misma cadencia se va acercando al hombre que espera, este está con los ojos cerrados concentrado en su cigarro, abre los ojos y contempla el humo, el primer hombre esta frente a él y lo ve a los ojos, sin cambiar palabra toma el cigarro de su boca, lleva guantes de cuero, le da una aspirada y se lo regresa, el otro contempla la acción del primero sin expresión alguna, solo sostiene la mirada y el otro hace lo mismo, el primer hombre retoma su camino como si nada hubiera pasado, lo vemos alejarse mientras en primer plano el segundo hombre sigue apoyado fumando mientras ve al otro alejarse, parece pensar algo, bota el cigarro y empieza a seguir al primero, no se da prisa, el sonido de ambos pares de botas parece primero algo nuevo, el primero en su misma cadencia, el segundo un poco más largos los pasos para alcanzar al primero, cuando al fin está a su lado empiezan a caminar al unísono, no se ha dicho una sola palabra, se pierden entre la oscuridad del fondo pero el sonido de los dos pares de botas son lo último en perderse, nadie ha visto la escena excepto nosotros, hemos presenciado un encuentro.


El lenguaje sin palabras que solo pocos reconocen, los muchos subtextos de que un hombre se encuentre con otro y se entiendan parecería algo no necesario en la actualidad, hay términos para definir las prácticas, hay sitios para conocerse, incluyendo la forma virtual, hay mucha información y hay una apertura en que un hombre puede tranquilamente decir que busca y que quiere hacer en compañía de otro hombre, pero esto hace 60 años no existía, era peligroso pretender hablar con otro hombre y hacer ver las intenciones que se tenía en su búsqueda de placer, se enfrentaba a haber confundido a alguien que lo estuviera cazando con un hombre en las mismas condiciones, que su actitud fuera tomada por poco masculina, demasiado afectiva o totalmente descarada, existía la posibilidad de que el otro lo rechazara o que tras unas cuantas palabras ganara su confianza y decidiera abusar del otro, robarle o matarlo, el riesgo era mucho mayor al actual de perderse entre el anonimato de estar entre muchos desconocidos, el riesgo que ahora causa adicción al peligro era entonces cometer una falta de tacto, para eso había otros espacios donde se iba formando ese lenguaje sin palabras y el sustento del Código de Respeto, conocías a otros hombres, te entendías con ellos, pero no extendías dicha relación a tu vida cotidiana o la vida íntima, estaban separadas y perfectamente delimitados los espacios y tiempos para cada una de ellas, no podía haber puntos intermedios.

Ver a un hombre que sin palabras conoce a otro y que parece no necesaria tanta precaución, para algunos parece exceso de seguridad, ambos tienen la misma idea en la cabeza y las mismas intenciones, es un lugar apartado, sin más gente presente o que haya oportunidad de alguna interpretación, esto se ha dado porque por mucho tiempo no hubo una palabra para designar la relación casual entre dos hombres, incluso entre ellos hablar de afectividad, deseo, compromiso o placer no era algo permitido, crecían entre relaciones de poder, juegos y luchas fálicas, apenas tenían tiempo de conocer sus propios cambios en la naturaleza del adolescente cuando pasaban del hogar al trabajo y la vida propia, unos cuantos vivían situaciones ideales, la mayoría encontraba medios donde los hombres eran la única compañía y el único valor a considerar. La vida civil, desde los jornaleros, mineros, cargadores, marinos hasta los militares, policías, navegantes, era un mundo masculino que no veía que el comportamiento entre hombres fuera algo a criticar o señalar, si se cumplía la función básica de ser útil y probarse como hombre lo demás era un asunto meramente personal, además, esa ausencia de contextos sociales significaba que no había espacio para la pasión, el sufrimiento, el goce o el placer, solo quedaba un concepto ya muy torcido y cojo de lo que había significado el amor en un principio, aún así se retomó ese amor en su concepto inicial porque era algo latente y que necesitaba volver a ser definido y entendido.

Se relaciona tanto al hombre homosexual masculino con la violencia que pocas veces se conocen los motivos para mantener el misterio del medio Leather, en principio nació la identidad Leather en la Segunda Guerra Mundial, entre los soldados que aprendieron una rígida forma de comportarse y relacionarse, era su vida lo que estaba en juego, no había espacio para los errores y la confianza en los compañeros de batallón significaba la diferencia entre volver o no una noche a las barricadas, sobrevivir sería el instinto básico aprendido por jóvenes que apenas habían conocido la edad adulta. Al término de la guerra el mundo civil no era el que necesitaban, así que se reunían para acompañarse, para recordar hazañas, pero no estaban solos, los hijos de la guerra, huérfanos de un padre que estaba lejos y que no volvió, buscaban esos padres, una figura masculina, encontraron a los que serían sus Daddies, quien los adoptara, los cuidara, guiara y aconsejara, algunas veces mal, otras con fuerte rechazo y unos pocos en una relación de respeto, en los bares de carretera, en las cantinas de los barrios industriales, entre los motociclistas, ex combatientes, entre esos hermanos de guerra, no es extraño que los nombres de dichas agrupaciones se relacionen con los términos militares (band of brothers, family, iron cross, company) y se definan entre ellos como relativos (hermandades, fraternidades, grupos, comunidades, asociaciones, sociedades), el factor neutro actual tiene mucha lógica, el decir solamente Los Leather, sin adjetivos, implica que ante los demás somos uno, dentro somos muchos en distintos grados de fraternizar, algunos con solo reunirse para sesionar o convivir, otros mas llamados al protocolo o el establecer distinciones de poder basado en el respeto, la preparación y el aprendizaje o la disposición al mismo, pero con un mismo nombre ante el resto de la Diversidad y, lo más importante, ante nosotros mismos. El concepto de nombre, que se gana y es otorgado por los demás es otra de esas reminiscencias de los tiempos de guerra, el nombre de batalla, casi siempre relativo al respeto y el conocimiento (Sir, Mister, Lord, jefe, capitán, Señor, chico, niño) o a la relación que se tiene por principal (Daddy/boy, Amo/esclavo) dado por el grupo de personas cercanas, otro medio de entendimiento que para alguien no interesado o falto de la madurez que se busca para ser tomado como otro igual sirve como filtro e incluso como forma de aprender el porqué los Leather se descubren y hacen en una edad entre los 25 y los 30 años y porqué los que inician antes por curiosidad sean tomados como aprendices y se les vaya enseñando a que tienen la seguridad del grupo más están a prueba todavía hasta que conocen que no se trata de servilismo, humillación ni soberbia lo que es ser tratado y aceptado como un igual.

La búsqueda del SM o sus prácticas son la forma de encontrar una socialización de la homosexualidad entre todos, no todos las practican o se deciden por tomar un lugar activo para formar parte de una sesión, pero todos respetan que haya tales formas de entendimiento, nacido también de una posición de clandestinidad y no pocas veces de reto ante las normas sociales, muchos hombres nunca buscaron tener un acercamiento sexual igual al que tenían con una mujer, no tenía sentido bajo sus principios que se hiciera de la relación de un hombre con otro una reinterpretación de la relación hombre-mujer, antes de la era de la lucha por las libertades era una forma de contradecir a las rectas normas de la sociedad, es de ahí que la relación entre iguales buscara la exploración de un placer más profundo y más íntimo dentro de la sesión y una amistad firme entre hombres, aunque no tuviera reflejo ante la sociedad, menos ante quienes no se les valoraba como parte del mismo acuerdo, aquellos que no se les daba aún la calidad de ser iguales. Entre caballeros los pactos se respetaban, ante un tercero, cualquiera que fuera lo que hacía la diferencia, eso no tenía importancia, lo que parece mero elitismo tenía por principio el evitar que los que eran ajenos por pertenecer a la vida común, entrar a estos espacios en que el hombre podía ensayar su virilidad sin tener miedo a la misma.

El cuero, ya para terminar, simboliza el poder que tiene implícita la masculinidad, es una forma de neutralizar las diferencias y exagerar el orgullo de ser hombre y portarse como tal, definiendo sus prácticas como algo común, algo que existe todavía pero ya en el plano de la negociación y el respeto, se han ido perdiendo los significados, más no lo que definen las banderas, los brazaletes, los colores, los pañuelos, solo han evolucionado a que ahora tienen nombre y se puede hablar de estos sin caer en mal interpretaciones, claro está, para quien no las conoce no verá que ante sus ojos alguien ha quedado con otro para hacer algo entre ellos, un encuentro, algo que se encierra dentro de lo que es ser un Verdadero Leather.


Gerardo Spíndola

Comunidad Leather México

Moderador


http://comunidadleathermexico.blogspot.com


Para: Revista Pink, octubre 2010, año 1, número 1, paginas 30, 31 y 32