Ensayo de la desmemoria


“Ya tengo mis derechos” me dijo hace poco alguien que se autodeclara activista agregando su desdén hacia las viejas generaciones “exageran” me dijo, mientras terminaba de tomar su café en un reconocido centro comercial de Avenida Reforma. Si hago caso a Ikram Antaki al hablar de la muerte de una sociedad el conformismo es tan malo como la anarquía, el movimiento en pro de los derechos de las minorías sexuales se ha reducido mucho a considerar a la gente gay como sinónimo de la Diversidad y que los Derechos, con enunciar algunas ideas y considerar que los dejen en paz como logros de y por el Activismo; a favor: ir abandonando actitudes y posturas opositoras radicales, en contra: que no hay propuestas sino asimilaciones hacia y por las mayorías.


Este 17 de mayo se cumplen 20 años que la OMS decidió retirar de su lista de enfermedades mentales a la homosexualidad, desde entonces la lucha por concientizar, informar y hacer visible la homosexualidad como parte de la naturaleza humana no ha dejado de hacerse presente en cada aspecto de la vida pública, desde que en la década de 1960 diversos estudios contradijeron las suposiciones que se hacían sobre el comportamiento sexual, de trauma, deseo de ser mujer y otras apreciaciones nacidas de los prejuicios se pasó a conocer que la felicidad, esa normatividad tan anhelada en la sociedad puritana sajona, era igual entre hombres heterosexuales que en los homosexuales, la preferencia no tenía mayor relevancia en el estado de satisfacción de los varones, algo que estudió antes Kinsey y pudo deducir que era el conocimiento de la propia sexualidad lo que causaba problemas en la misma, mas no era detonante de la preferencia. En los años posteriores a estos descubrimientos el ir desmantelando los prejuicios a nivel científico y notar que la corrección no iba a llevar a ningún lado más que a la infelicidad de la persona, crearon una consciencia sobre la sexualidad en general, la libertad sexual se asemeja mucho al comportamiento entre personas del mismo género que se atraen entre sí, al no existir las trabas sociales y la mitificación de la relación de la pareja humana se obtiene un mayor acercamiento a nivel emocional, pero todavía faltaba el problema de quienes preferían seguir viendo lo que querían, el prejuicio es un lastre tan grande que a veces se va metiendo y fijando en quienes al inicio luchaban contra este.

La aceptación pasa a veces por un muy accidentado camino, en los años 70 y 80 tanto hombres como mujeres homosexuales se fueron acercando a patrones de comportamiento que ahora son confundidos con la identidad, el primer rompimiento fue la separación entre gay y lesbiana, más tarde llegaría el definir roles entre personas del mismo género, la postura heterosexualista de que la pareja son dos en que hay un macho y una hembra se ha metido varias veces en la el comportamiento sexual, desde creer que pasivo es sinónimo de afeminado o la mujer de la pareja, que las lesbianas buscan una apariencia no femenina o casi masculinizada son el reflejo de aparentar lo que la sociedad quiere ver para reducir la homosexualidad a simples axiomas, pero el caso más grave sigue siendo el suponer que solo hay un tipo de gente gay que quiere ser evidenciado ya que muchos, la gran mayoría de los homosexuales hombres y mujeres, no congenian con lo que es más una pose y una moda que una verdadera identidad.

No podemos negar que dentro de la Diversidad los distintos grupos que la forman se han ido agregando conforme las condiciones sociales y culturales los hacen parte de la lucha por los Derechos de las Minorías Sexuales, pero sigue habiendo una discriminación hacia lo que va pasando los parámetros, incluso entre gente muy abierta lo inclusivo tiene sus excepciones, para que haya un igual tiene que haber un distinto; la otredad debe existir, aunque a veces se construya de forma nociva y se disfrace de palabras tan molestas y peligrosas como la tolerancia en vez del respeto.

Entre los restos de presente está el poder llevar las necesidades comunes a un nivel más personal, cuando no es lucha de uno entonces no se apoya, pues cada quien ve por lo que le parece es lo justo, encontramos esa falta de información y congruencia cuando se piden cosas que no son más que el reflejo de los prejuicios disfrazados de prudencia, en un tiempo hubo quien, tras conocer a un hombre homosexual buscaba de manera anónima hacerse la prueba creyendo que algo había hecho que el VIH se le contagiara, madres lavando sanitarios en cuanto su hijo salía creyendo que gay era sinónimo de un estado serológico positivo, pero el mayor peligro es que esto todavía pasa, más de una vez alguien publica un mensaje advirtiendo que tal o cual persona tiene SIDA y no lo dice, cuando no se pone a pensar quien hace tal advertencia que el tener SIDA no es un punto para medir el riesgo de nada ante la protección que muchos conocen y saben cómo usar, además de ignorar que se tiene prácticas de riesgo mayores al silencio, cosa que además, por ley, es un delito revelar algo que solo le pertenece a la persona saber y querer dar a conocer, mal informados y mal instruidos sobre como actuar caemos en repetir los peores prejuicios que la sociedad supone tan solo por tener una forma de justificar miedos. Lamentablemente son otros los riesgos que se tienen, más de una personas dentro del medio gay dice ser abierta cuando no conoce su propia sexualidad, copiando patrones de manera superficial dice necesitar de tomar drogas o alcohol para que no le importe el tener sexo grupal y anónimo, sin recordar nada después ni haber conocido el sexo íntimo y de forma natural, sin ayuda de un anestésico, es el otro lado de la moneda de la represión, pues se termina por no permitir que el cuerpo y la mente experimenten el placer y con ello lleguen a la felicidad.


De nuestro lado todavía falta mucho, enfrentar las muchas diversidades y muchas homosexualidades a las que pertenecemos para salir de los muchos armarios en que terminamos dividiendo la vida es un reto mayúsculo, es una experiencia personal que no se llena de sexo, amigos ni familia, pero aún así, por suerte, no estamos solos en el proceso, pues se busca la felicidad, el pleno disfrute de nosotros mismos sin perder de vista que somos parte de algo mayor a una sociedad: todos somos humanos.


Gerardo Spíndola

Comunidad Leather México

Moderador


mayo 17, 2010